domingo, 15 de junio de 2014

Cómo tratar con vampiros emocionales


Cómo tratar con vampiros emocionales


Durante esta semana pasada he estado bastante baja de moral. La verdad es que no tengo muy claro si fue fruto de las conversaciones que tuve durante la semana, los papeles de hacienda y/o las hormonas las que me dejaron una migraña espantosa de la que a día de hoy estoy respondiéndome. Pensé en todas las personas con las que me había relacionado durante estos días, y cuáles, de esas “interacciones”, me había quedado con mejor y peor sabor de boca. Así pues, Pensando en alto, reflexioné sobre cómo hay veces que el relacionarnos con otros nos deja agotados, como si nos chuparan todas las energías, son como “vampiros energéticos” o como se suele llamar vampiros emocionales.


Lo mismo nos parece que el término de vampiro emocional es algo exagerado. Lo cierto es que  cuando los tratamos nos sentimos como si una especie de `Aspiradora energética’ nos hubiera drenado emocionalmente, dejándonos deprimidos, sin energía, con el ánimo por el piso. Y creo que todos conocemos a alguien que nos produce esa sensación. Piensa es esa persona a quien no te apetece para nada devolverle la llamada, vamos que la idea ya te cansa. Un encuentro que estas evitando o uno que has tenido que, incluso siendo agradable te sientes agotada sin realmente saber o entender el por qué. Lo fastidioso es que puede ser la personas más cercana a ti, un ser querido (padre, madre, hermanos, etc.) o un desconocido.   De igual manera, la relación puede ser cercana o distante; la persona agradable o desagradable… pero el efecto que tiene sobre ti siempre es perjudicial.
Así que como vemos parece que hay dos tipos de vampiros lo que se ven tanto de día como de noche  vamos los evidentes y aquellos que solo salen de noche y son escurridizos, vamos los invisibles o trasparentes, por llamarle de alguna manera. Veamos cómo se comportan como nos explica la Dr. Glass*, pues conociéndoles nos será más fácil protegernos de ellos.
  
El vampiro emocional transparente
Y es que este tipo puede pasar por “normal”, por decirlo de alguna manera, ya que es
difícil reconocerlas. Su comportamiento venenoso no es tan evidente, ya que esta solapado  y se oculta detrás de unas palabras o actitud inocente. Son artistas en el uso de los mensajes dobles, diciendo algo aparentemente ingenuo que insinúa algo muy diferente.  Hacen comentarios que aparentemente te elogia, y esconde crítica o incluso descalificación, pongamos un ejemplo: Una amiga te dice “que mono el pantalón que llevas…. Antes de agregar hasta  te hace culo” “que bien te ves con…para tu edad”.
Otras veces emplea el humor  y entre bromas y verás te suelta su dardo con un ataque gratuito. Por supuesto no puedes ofenderte pues es sólo una broma.  Lo cierto es que hasta su lenguaje corporal nos dice de la disonancia entre lo que vemos y lo que nos dice,  por lo que a la larga nos va minando.
Solo aclarar que muchas veces este personaje no lo hace conscientemente  e incluso no entiende el efecto que tiene en lo demás, considerar que es su forma de ser.
El vampiro que se ve

Esta segunda clases es más fácil de detectar ya que claramente en la relación interpersonal culpabiliza, intimida , te utiliza y sobre todo desgasta.
  • Los abanderados del “no”: Sujetos que conocemos como negativos, lo ven todo negro.  Por ejemplo dice: “tengo que encontrar un trabajo” dice, tu le animas y le dices donde están buscando gente en su campo y que está muy solicitado… y contesta  “SI PERO… a mi edad” y vuelves a contrarrestar la argumentación y de nuevo “  SI PERO esta todo tan mal, SI PERO …., vamos que llega un momento que tu terminas deprimida y temiendo por tu futuro laboral.
  • Los Quejicas: Primos hermano  de los anteriores ya que se pasan la vida lamentándose de lo mismo sin hacer nada para cambiar su situación. Es como si la queja es si fuera un alivio momentáneo, en el que acabas agotada.
  • El censuras: Criticones por naturaleza ya que todo lo que dices y/o haces tiene posibilidad de crítica, eso si desde la óptica de lo hago todo por tu bien.  Lo cierto es que te deja por los suelos. Estas personas le encuentran pegas a todo son irritante y demoledoras.
  • Los conflictivos: Belicosos donde los haya, ya que cualquier circunstancia es un campo sembrado susceptible de ser regado con su reacción agresiva.  Nos hacen sentir en un estado de intranquilidad y mucho estrés porque no sabemos cuando van a encenderse por lo que nos volvemos vigilantes de nuestros propios actos y nuestras palabras…no vaya ser que se moleste.
  • Los burlones: Sus comentarios sarcásticos que suelen decirlos en forma de chiste, no dejan de ser burlones y crueles. Después de una sesión de ironía reiterativa, la acidez de sus declaraciones terminan por herirnos ya que suele pegar donde más no duele, muy cerca del alma.
  • Los Víctimas: Pobres débiles e indefensos que necesitan que los defiendas, apoyes o protejas. Se aprovechas de la pena que nos dan, la solidaridad  u otros valores. Al no saber ocuparse de sí mismos, nos  pasa la mochila de su responsabilidad añadiendo una carga extra a tu energía.
  • Los trágicos: Enfermedades, catástrofes, muertes, desgracias y todo tipo de calamidades son su tema preferido. Siente el peligro inminente. Enervante. 
¿Por qué se producen estas Relaciones toxicas?

Una relación tóxica es en la que una de las dos personas sufre mucho y uno de los integrantes de la relación se ve sometido a un gran desgaste. Este tipo de vínculos provoca más insatisfacción que felicidad, son escasos los momentos de bienestar. Lo que nos preguntamos es que nos lleva a involúcranos en este tipo de relaciones?

Lo primero sin dudarlos es la baja autoestima, creencias basadas en que no somos merecedores de amor y respeto de la otra persona. Es como si nos una tabla de salvación en medio de un océano de inseguridades respondiéndonos a preguntas ¿Qué hago yo sin está persona? ¿Quién me va a querer a mi…. Otra razón es considerarnos salvadores y fantasear con la idea de que podemos cambiar su vida llegando a su vida para que sea mejor persona. También podemos engancharnos justo por lo contrario asumiendo el rol de víctimas. La urgencia de ser queridos tanto como el miedo a la soledad es el paso preliminar hacia una posible relación tóxica ya que, vuelvo a mencionarlo, toleraremos literalmente cualquier cosa con tal de no estar solos.


¿Cómo abordarlos?

Ya hemos visto los tipos en lo que podemos “encuadrarlos” así que lo primero será reconocerlo para pensar cómo opera, esto te dará perspectiva y distancia

Influencia a raya: Entender el efecto que tiene sobre ti te ayudara a protegerte de esta influencia negativa. Si tienes claro que es ella y no tú, (porque es negativa, belicosa, catastrófica, etc.), puedes mantener una distancia emocional que te permite observar su comportamiento `desde afuera’, sin que te afecte.

Alejamiento preventivo: Disminuye la relación con estas personas si es esencial en tu vida. Si puedes elegir rompe con “ataduras” Los amigos se eligen, la familia no.

Sanea la relación, como aconseja C. Richardson* Si es realmente importante para ti hazle saber de qué manera te está afectando. No se trata de enfrentarla, herirla ni atacarla. En el momento oportuno, cuando ambas estén en buenos términos, debes llamarla aparte y dejarle saber que, justamente porque la quieres y valoras la relación, tienes algo que decirle. `Cuando haces/dices tal cosa, yo me siento tensa/triste/ansiosa/ofendida. Te pido que no lo hagas más’. Esto puede iniciar un diálogo muy sano para las dos.

Pensando en alto creo que conviene reflexionar sobre que tal vez no te resulte fácil controlar tus emociones o sentimientos, aunque sí puedes elegir qué hacer y qué no hacer con ellos. Eres libre para decidir qué clase de relaciones y de personas te rodearán cada día de tu vida.


 Cheryl Richardson, autora de Take Time for Your Life. Dr. Lillian Glass, autora de Toxic People (Gente tóxica).